Nuestro Entorno

Una tierra llena de sabor

Situada al abrigo del Sistema Central, la comarca de Guijuelo se beneficia de un microclima privilegiado que, con inviernos fríos y secos y veranos suaves y cortos, es ideal para el secado y maduración de los jamones ibéricos. Este entorno ha permitido que, durante siglos, artesanos locales hayan perfeccionado la elaboración del Jamón Ibérico de Guijuelo, reconocido mundialmente por su calidad excepcional.

La tradición chacinera de Guijuelo tiene raíces profundas. Desde el siglo XV, la figura del arriero cobró relevancia en la economía local, inicialmente vinculada a la cabecera comarcal de Salvatierra. Según el Catastro de Ensenada, en Guijuelo se registraron 19 arrieros, mientras que en Salvatierra ninguno, lo que indica un cambio en la dinámica económica de la región. Estos arrieros comenzaron comerciando con granos y, tras la Guerra de la Independencia, se especializaron en la recogida de jamones en zonas como Sayago y Benavente. 

La consolidación de la industria chacinera en Guijuelo se materializó con la construcción del Matadero Municipal, inaugurado en 1935, que en su primer año registró el sacrificio de 30.000 cerdos. Aunque la posguerra trajo consigo una crisis, la industria supo recuperarse y, a partir de los años 60, experimentó un desarrollo notable que ha perdurado hasta nuestros días, posicionando a Guijuelo como un referente nacional en el mundo del cerdo ibérico.

La producción de jamón en Guijuelo se basa en la cría de cerdos ibéricos, una raza autóctona de la península ibérica que se caracteriza por su carne infiltrada de grasa, lo que la hace especialmente sabrosa y jugosa. La cría de estos cerdos se lleva a cabo en las dehesas, que son terrenos de pastoreo que ofrecen a los animales una dieta natural a base de bellotas, hierbas y otros alimentos, lo que contribuye al sabor distintivo del jamón ibérico de Guijuelo.

En este entorno, empresas familiares como Jamones Aljomar, fundada en 1989 por Don Alfonso Sánchez Bernal y su esposa Doña Mª del Carmen Sánchez Álvarez, han contribuido al desarrollo y reconocimiento de la industria chacinera de Guijuelo, manteniendo viva la tradición y calidad que caracterizan a esta tierra llena de sabor.