Al abrigo del Sistema Central, el microclima privilegiado de la comarca con sus inviernos fríos y secos, así como sus veranos suaves y cortos, permite un perfecto secado y maduración de los jamones. En esta zona, de inigualable microclima, cientos de artesanos, hijos y nietos de artesanos, crean día a día, con lentitud y sabiduría, el Jamón Ibérico Guijuelo, "único en el mundo".
Desde el siglo XV se tienen noticias de la aparición de la figura del arriero que cada vez va jugar un papel más importante en la economía de este municipio, hasta entonces ligado siempre al nombre de Salvatierra, cabecera de la comarca. Así en el Catastro de Ensenada aparecen registrados 19 arrieros en Guijuelo, mientras que en la cabecera del Concejo no aparece ninguno. Sin embargo, en el mencionado Catastro de Guijuelo continua siendo un pueblo agrícola-ganadero. Hasta la Guerra de la Independencia estos arrieros (negociantes) comerciaban con granos; posteriormente se dedicaron a la recogida de jamones en la zona de Sayago y Benavente.
Para llegar a la consolidación de la industria chacinera fue la construcción del Matadero Municipal, que fue inaugurado en el año 1935, en cuyo año registró un sacrificio de 30.000 cerdos. El matadero viene a modificar y a hacer más rentable el sistema de matanza que anteriormente hemos descrito.
Después de la guerra civil la industria de Guijuelo pasó, al igual que el resto del país, por una crisis de cierta consideración y de la que se supo recuperar. A partir de los años 60 Guijuelo y su industria chacinera alcanzan un desarrollo considerable, que llega hasta nuestros días y que coloca a nuestra villa en uno de los primeros puestos en el escalafón del mundo del cerdo ibérico a nivel nacional.